Miles de dolorenses y visitantes cada día primero de enero recibimos
el año nuevo en la comunidad El Llanito, una localidad rural de origen otomí
localizada a menos de 10 minutos en automóvil, en donde se venera la imagen de
San Salvador Señor de Los Afligidos.
El comercio, los alimentos, la fe, las limpias, las danzas
autóctonas y la visita de miles de personas hacen la fiesta más popular del año
en Dolores Hidalgo.
Para llegar al templo hay que caminar cuando menos un
kilómetros por la entrada principal colmada de comercio de todo tipo, desde
ropa, juguetes infantiles, artículos de cocina y hasta unas ricas carnitas con
tortilla de colores.
El templo de El Llanito es considerado de los más antiguos
en el Estado de Guanajuato, con una riqueza arquitectónica, artística y
religiosa de principios del siglo XVI.
Frente a nuestros ojos contemplamos la imagen de Jesucristo
clavado en la cruz con la leyenda San Salvador Señor de Los Afligidos, en un
altar repleto de flores que perfuman el templo, mientras que los feligreses a
su salida depositan su limosna en las bandejas dispuestas para ello, a la vez
que los mayordomos regalan una estampa de bolsillo.
Una vez que cada quien, en su creencia muy particular recibe
bendiciones y encomienda a Dios el año nuevo, afuera del templo está la fiesta
popular en su pleno apogeo.
Danzantes de concheros, chichimecas y aztecas provenientes
de varios municipios del Estado de Guanajuato y hasta del Estado de México
bailan en pleno atrio del templo, para deleite de todos los visitantes.
Ataviados con pieles de animales, adornos como plumaje de aves preciosas y
diseños propios de nuestros ancestros, danzan al son de los tambores y los
sonidos de instrumentos hechos a base del armadillo.
Al mismo tiempo una
gran cantidad de personas formadas en fila esperan turno para “hacerse una
limpia” por los chamanes que prestan este servicio, quienes sobre la persona
que limpian le pasan un ramo de hierbas olorosas por todo el cuerpo que para
alejar las malas vibras y en voz alta lanzan una oración para pedir por la
prosperidad para este año que comienza.
Después de disfrutar una verdadera fiesta de pueblo es hora
de retirarse para continuar la vida pero con la convicción que da la creencia
de contar con la protección divina y las ganas de luchar por ahora sí lograr
los propósitos para el 2016.